Escribir teatro es un acto enteramente sexual. Todo es impulso, prisa; terminar cuanto antes no sin antes haber alcanzado la cima. Luego sé que llegará la consternación. De ahí las ganas de volver a retomarlo rápidamente. La curiosidad de explorar nuevos territorios es mi brújula y el desconcierto, mi destino. Que pase el siguiente. Y Felices Reyes.
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