Desde el lunes 27 de junio estoy en Madrid. El motivo: haber participado con una ponencia sobre el Teatro de compromiso social e histórico en las obras de Conejero, López Llera y Bezerra y su puesta en escena en la Uned, en el XXV Seminario de Semiótica e Investigación Teatral Seliten@at invitado por el Profesor José Romera Castillo. El objetivo, cumplido: he aprendido, constatado y reforzado en cuanto a mi dramaturgia se refiere. Como colofón, el haber asistido ayer al Centro Dramático Nacional para escribir una reseña para la web masteatro.com sobre el montaje «El laberinto mágico», de Max Aub dirigido por Ernesto Caballero a partir de una versión de José Ramón Fernández. He aquí un extracto que se verá ampliado en breve en dicha web: » … El caldo tenía que ser sabroso sí o sí. Los ingredientes que lo componían eran ya de una garantía irrefutable para que su textura cayera bien en cualquier estómago, puesto que cuando uno asiste a un montaje bautizado con la tríada mágica de Poesía, Mensaje y Verdad, no cabe la menor duda de que el alimento será saciante y satisfactorio. La Poesía, por su parte, se cuela aquí entre disparos y elegías además de una sucesión de muertes anunciadas que asusta. Esta poética en escena -y no me refiero sólo a los versos que también son recitados- existe en tanto en cuanto el verbo en su totalidad es emitido por el reparto/coro y es capaz de emocionar y de convertir el pasado en ahora y la advertencia en futuro. El Mensaje de alerta y de recordatorio conforma el corpus central de este laberinto de arenas movedizas. La labor recopilatoria y de síntesis tan bien avenida del tándem José Ramón Fernández -ése «ser ojo» comprometido- junto con la maestría en la dirección de Ernesto Caballero por hacer carne este Padrenuestro de Aub, apellida sin duda este montaje con el término «teatro-documento» para los que allí estuvimos presentes y para los que lleguen y sientan la curiosidad -obligada- de disfrutarlo … «.